Otro semáforo en rojo y tú con la cabeza en otro
lado.
Coge aire, respira.
Mírale, y pensar que antes querías que se pusiera
cuanto antes en verde y ahora solo esperas que se quede el mayor tiempo posible
para no perder la cuenta de sus lunares.
Mierda, no me mires así como si pudieras leerme la
mente. Ay, si pudieras leerme la mente..
Mierda, no me mires así, que por milésima vez he
perdido la cuenta y tendré que empezar desde cero hasta tu espalda.
Y ahí sigues, esperando a que se ponga en verde, sin
percatarte de nada o sí, y has aprendido a disimular extremadamente bien.
Y ahí estas, mirándome como sabes que no me gusta,
aunque también sabes que me mata. Que podríamos pasarnos así el día y la noche,
entre besos, risas y alguna que otra prisa de más y da igual, eso, nos da
igual.
Verde, y tú sin moverte, solo (me) miras y sonríes.
Miras y sonríes.
Vuelve a mirarme así y prometo que no podré responder,
pero solo te aviso, puede que nos acaben multando por exceso de velocidad por
culpa de mis manos por tu cuello hasta llegar al precipicio de tu ombligo.
Y otra vez en rojo. No sé si es la suerte que esta
vez juega a ser muy puta y hace todo lo posible para que no consiga mejorar en
mates contigo, o nos acaba de dar tregua una vez más hasta que se vuelva a
poner en verde.
1 comentario:
De aquí se puede sacar una increíble canción. ;)
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