No es que sea una experta en materia, pero juraría que aquellos ojos
tristes que me miraron varios veranos atrás, no me podían esconder más. Los conocía a la
perfección, su ternura, su tristeza y esos rasgos de cansancio pidiéndome
tardes de sofá o peli.
Los vi ilusionarse, enamorarse como si aquel brillo en ese verde, no
pidiera más que verse en el marrón de los míos. También los vi llorar
y conocer sitios que, hasta entonces, eran nuevos para ambos. Pero también los
vi cambiar, vi como se cansaban de la rutina y huían en busca de un nuevo
reflejo en alguien que no se paraba a descifrarlos siquiera.
Y aquí estoy yo, varias primaveras después, con varios pares descifrados de
más, dando gracias a aquel que me enseñó la magia de una mirada y su respectivo
guiñar de ojos, hasta encontrar a aquel que los haga brillar y no le importe
caer en el marrón de los míos.
3 comentarios:
Sin palabras, realmente y absolutamente genial.
Precioso. Has sabido expresar todas las emociones de una manera sencilla, sin necesidad de adornar las palabras. ¡Me ha encantado!
:( genial , que tal sentimiento en estas palabras !
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